El fútbol proporciona a los palestinos felicidad y esperanza

Omar Jarun, internacional palestino y jugador del Sporting Charleroi

Nacido en Kuwait y crecido y formado en los Estados Unidos, Omar Jarun es uno de los pocos futbolistas palestinos que juegan en Europa. A sus 29 años, ha dado el salto desde el Arka Gdynia, un equipo que lucha por recuperar una plaza en la Ekstraklassa (la primera división polaca) al Sporting Charleroi de la Primera División belga.

Aunque en sus inicios actuaba como delantero, su paso por el fútbol universitario estadounidense (primero en la Universidad de Memphis y luego en la de Dayton) le reconvirtió en un poderoso defensa central que se siente cómodo con el balón en los pies. Con sus casi dos metros de altura, posee un buen juego aéreo y es siempre una amenaza en las jugadas a balón parado.

Jarun llegó a Europa en enero de 2009, cuando el entrenador del Flota ?winouj?cie polaco, Petr Nemec, le fichó procedente de Vancouver Whitecaps. Un año después fue traspasado al Pogo? Szczecin y, tras un breve paso por el FC Tampa Bay norteamericano, recaló en el Arka Gdynia, donde coincidió con el entrenador que le convenció para jugar en Polonia, paso previo a su llegada a Bélgica.
El debut de Omar Jarun con el equipo nacional de Palestina se produjo en octubre de 2007, cuando fue convocado para un partido de clasificación para el Mundial 2010 frente a Singapur. Desde entonces es un indiscutible en el centro de la zaga.

¿Por qué decidió jugar con la Selección Nacional de Palestina?
Nunca tuve la oportunidad de jugar para el equipo nacional de Estados Unidos, de modo que cuando recibí la llamada de Palestina preguntándome si jugaría para ellos, me emocioné. Pensé que sería una gran oportunidad para representar al país de mis antepasados, y también un modo de ofrecer algo al pueblo palestino, un pueblo que no tiene demasiadas razones para ser feliz. Creo que, de algún modo, el deporte puede proporcionarles unos momentos de felicidad. Para mí es un gran honor jugar para el equipo nacional de Palestina. Espero poder seguir contribuyendo a los éxitos que poco a poco vamos obteniendo.


Omar Jarun saluda al Presidente de la ANP, Mahmud Abbas

¿Es usted un hombre religioso?
No me considero una persona extremadamente religiosa, aunque profeso la religión musulmana. Mi madre era católica y se convirtió al Islam, de manera que yo crecí en un ambiente de respeto hacia todas las religiones.

¿Conocía Palestina antes de ser internacional?
No. Jamás había estado en Palestina hasta que fui convocado por la selección.

¿Cómo fue su primera visita?
Lo cierto es que ir a Palestina ha sido una gran experiencia para mí. En todos los sentidos. Siempre que he viajado allí lo he hecho a través de Jordania, volando hasta Ammán y cruzando la frontera en autobús. La primera vez que quise entrar en Palestina fui retenido durante seis horas en el punto de control, una experiencia que compartí con Roberto Bishara. Los miembros de la seguridad fronteriza israelí me preguntaron una y otra vez las razones de mi viaje a Palestina, a dónde me dirigía, a quién conocía en el país y cuándo tiempo iba a permanecer allí. Una y otra vez. No me molestó, porque pensé que era normal en mi primer viaje a Palestina y sabía que se trataba de una información que pedían por razones de seguridad.
La segunda vez que viajé no fue una experiencia tan feliz.

¿Qué ocurrió?
Fui retenido de nuevo, esta vez cuatro horas. Creí que sería más fácil pasar el control, pero lo cierto es que volvieron a hacerme las mismas preguntas una y otra vez y acabé cansándome. Ellos sabían perfectamente que estaba allí porque iba a jugar al fútbol y que abandonaría el país después del partido, pero aun así seguían interrogándome. La gota que colmó el vaso fue el momento en que los miembros de la seguridad de Israel me acusaron de robar mi pasaporte estadounidense.

¿Cómo reaccionó?
Me enfurecí y lo primero que se me ocurrió fue decir que quería contactar con la embajada americana. Eso hizo que los soldados comenzaran a ser más comprensivos y a cooperar conmigo. De repente apareció la empleada que me había interrogado en mi primer viaje y dijo: “este chico no es un terrorista. Le recuerdo de la otra vez”.
Los israelíes sabían perfectamente que yo tenía ascendencia palestina y quisieron que mi experiencia fuera lo suficientemente horrible para que se me quitaran las ganas de volver. No lo conseguirán; continuaré viniendo a Palestina y explicando mi experiencia las veces que haga falta para que este tipo de actos cesen de una vez.

¿No le ayuda su pasaporte estadounidense a pasar esos trámites?
Mi pasaporte americano no me proporciona ventaja alguna. Las bases de datos de la seguridad israelí me tienen registrado como palestino; en consecuencia, me tratan como tal, no como a un ciudadano norteamericano.

Usted creció en el estado de Georgia. ¿Cómo ven los norteamericanos el conflicto en Palestina?
Muchos americanos asocian a todos los árabes -y eso incluye a los palestinos y a cualquier otra persona procedente de Oriente Medio- con el terrorismo. Algunos americanos educados en el Islam se dan cuenta de que el extremismo no va a ningún sitio, y menos aún recurrir a actos de violencia como un modo de complacer a Dios. Yo intento explicar siempre a los americanos que el Islam es una religión de paz y que no debería verse desde una perspectiva negativa.

¿Es posible la paz entre Palestina e Israel?
Estoy convencido al cien por cien que la paz es posible, pero para eso es necesario que palestinos e israelíes se comprometan en ciertas cosas y cedan en otras. La nueva generación, mi generación, no ha crecido con el odio hacia el otro, de modo que somos los únicos que podemos conseguir la paz de una vez por todas. No es fácil, pero tenemos que lograrlo.

¿Qué le parece la nueva liga de fútbol palestina?
El solo hecho de tener una liga profesional funcionando de un modo ininterrumpido es fantástico. El nivel de juego que tienen sus equipos está creciendo y será aún mejor en los próximos cinco años. Pese a las dificultades, hay un gran núcleo de jóvenes jugadores palestinos que están surgiendo en la cantera y que ayudará a mejorar ese nivel.

¿Habla de política con sus compañeros de selección?
Por regla general, no. Hablo con los jugadores de Gaza acerca de las dificultades que tienen a la hora de entrar y salir de la franja. No pueden ir a casa a ver a sus familias por miedo a que las autoridades israelíes lo sepan y no puedan volver. Intento imaginar esa situación: no poder ver a tus seres queridos durante años cuando viven apenas a 40 kilómetros de tu casa debe ser terrible. Y digo años porque no hay posibilidad para los hombres de entre 18 y 40 años para entrar o salir de Gaza. Eso no es justo ni correcto.

¿Cómo puede ayudar el fútbol al país?
El fútbol proporciona a los palestinos felicidad, pero también esperanza. Muestra al mundo que los palestinos son seres humanos normales. El fútbol puede ayudar de muchas maneras a Palestina. Eso lo percibo cuando jugamos en casa y vemos el carácter de los aficionados, que tienen un sentimiento muy europeo a la hora de mostrar sus emociones, muy similar a lo que viví en Polonia, por ejemplo.

¿Cuál es el nivel real de la selección de Palestina?
Creo que tenemos calidad para estar entre los 100 primeros países del mundo sin lugar a dudas. Sólo hemos disputado unos pocos partidos en casa desde que somos miembros de FIFA; el resto de encuentros como local siempre se han disputado fuera de Palestina. Y claro, el resultado no es lo mismo cuando juegas frente a tu público que cuando lo haces fuera.
Por otra parte, tenemos otro grave problema, y es que Israel no concede a nuestros jugadores los visados necesarios para salir de Palestina, de manera que nuestro equipo está cojo cuando jugamos fuera del país. En cualquier caso, creo que el reto de estar en el Top-100 en 2014 es absolutamente realista. Con o sin las restricciones israelíes, estoy convencido de que podemos conseguirlo.

¿Se imagina un partido Palestina-Israel?
Claro que sí. No sólo lo imagino, sino que debería ser posible organizarlo. Podría disputarse en un país neutral como Suiza, y sería una muestra más de que la paz es posible. El partido sería un gran acontecimiento y espero que pudiéramos ganarlo -sonríe.

¿Cuáles son los principales retos que debe afrontar el equipo nacional palestino?
El trabajo de (Moussa) Bezaz como entrenador ha sido fantástico en estos últimos años, y la llegada de Jamal Mahmoud, un nuevo seleccionador con carácter y disciplina, está mejorando mucho los resultados. El segundo gran desafío es seguir jugando partidos amistosos en fechas FIFA y, naturalmente, con rivales competitivos. Por último, es preciso que nuestros jugadores reciban visados para entrar y salir de Palestina y puedan, de este modo, participar en todos nuestros partidos.

¿Y su reto personal?
La experiencia en Polonia ha sido magnífica, pero ahora tengo un nuevo reto en Bélgica. De todos modos, siempre he soñado en poder jugar en la Bundesliga, y eso es algo que voy a seguir intentando.
Tampoco me olvido de mi país y de todos los palestinos que viven en la diáspora. Quiero que sepan que cada día reclamo allá donde voy que Palestina merece un estado propio, y que procuro hacer llegar los deseos de amor y paz que tiene nuestro pueblo. A ellos les digo que mantengan la fuerza y que continúen creyendo que la paz en oriente medio es posible.

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